Algunas de estas enfermedades de transmisión sexual (ETS) son muy conocidas, pero otras no tanto a pesar de su alta incidencia: clamidia, gonorrea, sífilis, hepatitis B y C, VIH, virus del papiloma humano, virus del herpes simple, y linfogranuloma venéreo.
Entre 2016 y 2019, los casos de estas patologías en mujeres en España aumentaron un 156%, según las estimaciones del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Este incremento se ubica cuarenta puntos por encima del aumento de casos atribuidos a los hombres en el mismo período.
No obstante, hay que tener en cuenta el infradiagnóstico de estas enfermedades en hombres, porque acuden menos al médico a revisarse, y también porque el 50% de estas dolencias son asintomáticas.
Los datos los ha puesto sobre la mesa el Observatorio de salud sexual femenina Bloom, que ha contado para este informe, solo centrado en las mujeres, con la colaboración de las clínicas Dexeus y la Fundación Puigvert .
La cifra, indican las fuentes, podría aumentar exponencialmente de conocerse el número de casos vinculados a los más de 20 virus, bacterias o parásitos que también se transmiten por contacto sexual y quedan fuera del registro oficial, como el Virus del Papiloma Humano (VPH) o el Virus del Herpes Simple (VHS).
Entre 2012 y 2019, en España se han diagnosticado 50.052 casos de ETS en mujeres , de acuerdo con los datos del Instituto de Salud Carlos lII y los sistemas de vigilancia epidemiológica de las comunidades autónomas, y que no incluyen a las dolencias citadas en el párrafo anterior.
Enfermedades de transmisión sexual: tipos
Solo el 64,8% de los casos diagnosticados en este periodo corresponden a clamidia, mientras que un 15,6% de los casos detectados fueron de gonorrea, VIH (8%), sífilis (5,6%), hepatitis C (3,6%), hepatitis B (2,3%) y linfogranuloma venéreo (0,1%).
Durante este periodo, el número total de casos de ETS en mujeres se incrementó alrededor de un 1.073%, hasta alcanzar en 2019 el máximo histórico de las enfermedades de transmisión sexual diagnosticadas desde que existe registro: 16.304 de nuevos casos.
Aunque casi todas las infecciones se han incrementado en los últimos años, las tendencias han sido divergentes para cada dolencia.
Por ejemplo, la infección gonocócica (gonorrea) ha sido la que más ha crecido desde el año 2015: un 729%.
En este caso, la aparición del gonococo resistente “ha incrementado el nivel de alerta sobre esta infección, por lo que se hacen mayores esfuerzos de detección precoz que permita llegar a un tratamiento rápido y temprano y que, además, consienta cortar las cadenas de transmisión”, refiere Nicola Lorusso, epidemiólogo y director de Vigilancia y Respuesta en Salud Pública del Servicio Andaluz de Salud.
En cambio, la clamidia (chlamydia trachomatis) fue la ETS que registró un mayor número de casos durante todo el periodo, incrementándose un 480% entre 2015 y 2019.
Por su parte, los casos de sífilis, infogranuloma venéreo y hepatitis C en mujeres crecieron un 129%, 178% y un 76%, respectivamente.
En cuanto al VIH, cabe destacar un crecimiento del 5,6% de los nuevos diagnósticos , aunque si se amplía la mirada a años anteriores se puede apreciar un descenso considerable de los casos, que en realidad
llevan una década estancados entre los 400 y 500 nuevos diagnósticos por año en el caso de las mujeres.
La hepatitis B ha sido la única infección que ha remitido entre 2015 y 2019, reduciéndose un 41% entre ambos años.
Pero ¿es este aumento de las ITS un fenómeno exclusivamente español?
Asunción Díaz, responsable de la unidad de vigilancia de VIH, ETS y hepatitis B y C del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, aclara que no: “Desde el instituto consideramos que España tiene tasas de incidencia importantes, aunque se encuentran en la línea de las de Europa y países vecinos”.
Enfermedades de transmisión sexual: por edades
Por edades, añade el informe de Bloom, estas patologías no afectan a todas las mujeres por igual y son las más jóvenes las que tienden a registrar un mayor número de casos en comparación con las mujeres de edad más avanzada.
De acuerdo con los datos aportados por el ISCIII, en el año 2019, el 50% de casos diagnosticados correspondían a mujeres de entre 15 y 24 años, pero si se amplía la horquilla de edad a los 34 años, estas mujeres acumulan el 80% de los casos diagnosticados durante aquel año.
En el caso de las mujeres mayores de 55 años, la ETS que más se diagnosticó fue la gonorrea (36%), seguida de cerca por la sífilis (34%) y, por último, la clamidia (30%).
El análisis de los datos muestra que, conforme las mujeres tienen más edad, se reduce el número de casos de clamidia y aumentan los de sífilis y gonorrea.
La razón por la que las mujeres mayores de 35 años registran menos casos de ITS se debe a la estabilización en el número de parejas sexuales.
Sin embargo, cabe destacar que, en el caso del VIH, se ha detectado una mayor transmisibilidad en las mujeres en la segunda mitad de la treintena.
Infografía informe bloom
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Infografía informe bloom
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Enfermedades de transmisión sexual: por poblaciones
La transmisión de las enfermedades de transmisión sexual atiende a un esquema fundamental: allí donde hay mayor concentración de población, existe también un mayor riesgo de contagio.
“En los grandes núcleos poblacionales y aquellos lugares donde hay mayor “movimiento de población” existe mayor “posibilidad de transmisión” de las ETS, como en Cataluña y Madrid”, informa el ISCIII.
“En cambio, en los territorios donde la población está más dispersa o hay menos núcleos poblacionales grandes, como Castilla y León y Castilla-La Mancha o Extremadura tienden a registrar menos casos”, explica Asunción Díaz, responsable de la unidad de vigilancia de VIH, ITS y hepatitis B y C del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III.
Así lo muestran los datos recogidos entre 2015 y 2019, en el que el aumento de los casos fue sostenido durante todo el período.
Algunas de las comunidades más pobladas, como Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana, fueron las que registraron más diagnósticos.
De hecho, en 2019, Cataluña concentró más de la mitad de casos de estas enfermedades a nivel estatal, el 58% en total.
De acuerdo con los datos aportados por la misma comunidad autónoma, dentro de esta región, Barcelona fue la provincia con más casos de ETS diagnosticados en mujeres entre 2015 y 2019, con un total de 17.844 nuevos casos.
En este periodo, 8 de cada 10 casos detectados en Cataluña fueron en esta provincia.
En estas y otras comunidades como Las Canarias y algunas poblaciones de Andalucía, también juega un papel importante la población turística.
Infografía Informe del Observatorio Bloom
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Infografía Informe del Observatorio Bloom
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Los mitos
La población aún sigue compartiendo una concepción errónea y lejana de las enfermedades de transmisión sexual. Y es que para muchas personas, hace más de una década que las ETS son cosa del pasado.
“Con el descenso de los casos de VIH y la mejora de los tratamientos, la gente considera que el VIH es menos preocupante y ha dejado de tenerle miedo a las enfermedades de transmisión sexual, ilustra el doctor Javier de la Torre, coordinador del Plan Andaluz contra el VIH.
En este sentido, la escala de preocupación social respecto a las citadas dolencias ha ido cambiando:
En 2002, el 98% de las mujeres reconocía que la razón por la que usó preservativo en su última relación sexual era la prevención del embarazo, habiéndolo utilizado el 41% de ellas también para evitar contraer
alguna ITS y el 40% en concreto para prevenir el VIH/SIDA, según el Sondeo sobre la juventud española del CIS.
Sin embargo, la encuesta del HBSC de 2018 mostró que el uso de los anticonceptivos de barrera había decrecido anualmente en detrimento a otros métodos menos eficaces contra las enfermedades de transmisión sexual, especialmente entre la población más joven.
En concreto, las prácticas de riesgo entre chicos y chicas adolescentes se incrementaron de un 16,1%
en 2002 a un 24,6% en 2018.
Por ejemplo, el porcentaje de chicas que habían usado el preservativo en su última relación coital descendió 11 puntos, desde un 82,5% en 2002 hasta un 71,2% en 2018.
Y es que “no se trata sólo de usar preservativo, sino de hacer un buen uso del preservativo, es decir, durante toda la relación sexual”, advierte Pluvio Coronado, coordinador de la Unidad de Ginecología Oncológica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
El embarazo tras las relaciones sexuales de riesgo siempre ha supuesto una preocupación generalizada, pero no ocurre lo mismo con las ETS y los problemas de salud que ocasionan.
En 2010, solo el 36% de las mujeres otorgaron un alto grado de importancia a la relación de estas dolencias con el desarrollo de cáncer, mientras que el 38,5% no sabía responder a esta pregunta o consideraba que no influía nada, según recogía la Encuesta Nacional de Salud Sexual del CIS.
El resto de las mujeres otorgaba poca importancia a esta relación.
En este sentido, la percepción de una débil relación entre el desarrollo del cáncer y las ETS evidencia los indicios del desconocimiento de muchas mujeres acerca de las consecuencias de infecciones como el
Virus del Papiloma Humano (VPH).
A pesar de que su prevalencia es de las más altas entre mujeres (un 14,3 % según el estudio Cleopatre), siendo algunas de sus cepas más peligrosas una de las principales causantes del cáncer de cérvix.
Esta tendencia evidencia, una necesidad clara: una educación sexual más completa y con perspectiva de género.
Como apunta la sexóloga Laura Cámara, es necesario “encontrar el punto medio entre educar en el miedo, que es lo que se hizo en los 90, y promover una educación sexual desde un enfoque positivo. Porque el sexo es algo bueno, saludable y placentero, mucho más si es seguro”.
Educación sexual y autocuidado: retos pendientes para frenar el ascenso de casos
Para la plataforma Bloom la educación sexual y el autocuidado siguen siendo los retos pendientes, y a los datos se remiten: El 70% de las mujeres consideran que su conocimiento sobre las ETS es deficiente y el 13,46% de ellas no conoce ni sabría mencionar ninguna.
Según los datos recogidos por la encuesta de Bloom y IOSondea, solo el 49,63% de las mujeres reconoce utilizar el preservativo de forma habitual, mientras que el tercer método anticonceptivo más usado continúa siendo la “marcha atrás”.
El uso del preservativo se reduce a la penetración vaginal, mientras que el 76,25% de las mujeres reconoce no usarlo durante el sexo anal, y otro 80% tampoco lo utiliza durante el sexo oral o la masturbación mutua.
En definitiva, la utilización de anticonceptivos de barrera parece estar más vinculada a la prevención de embarazos no deseados (33,43% de las mujeres) que a las ETS (un 22,66%).
En este sentido, la implantación de una educación sexual integral en los planes educativos de las autonomías continúa siendo una tarea pendiente para la mayoría de las regiones.
Este reclamo histórico requiere un estudio pormenorizado de su desarrollo en el territorio nacional, defienden desde Bloom, que consideran necesario campañas más variadas, inclusivas y con perspectiva de género.
Así apuntan a que las campañas nacionales y autonómicas ejecutadas en los últimos casi 20 años proporcionan una imagen parcial y sesgada de estas enfermedades en el imaginario colectivo, así como de su transmisibilidad y su especial afectación a las mujeres.
Concluyen que todas las campañas dirigidas a mujeres están orientadas a prevenir y sensibilizar sobre el VIH/SIDA.
Sin embargo, no se han reportado estrategias dedicadas a informar sobre el Virus del papiloma Humano ni el Virus del Herpes Simple, así como de la clamidia, la gonorrea y el resto de estas patologías investigadas en el marco de este estudio.